para: Mi yo en todas sus versiones
Querido Spider Man (guiño, guiño), mi héroe interno:
Hoy me escribo, porque a veces olvido lo mucho que he avanzado, y otras veces dudo si podré con lo que viene. Me hablo con cariño porque ya no quiero ser mi peor juez, quiero ser mi mejor aliado.
Sé que hay días en los que me levanto con energía, con ganas de conquistar el mundo, y otros en los que apenas puedo sostenerme de pie. Sé que hay momentos en los que me siento invencible y otros en los que dudo de todo. Pero esas dos versiones de mí no están en guerra, se complementan. Una sueña, la otra aterriza. Una se ilusiona, la otra se asegura de construir. Y así voy avanzando, paso a paso, entre luz y sombra, entre certezas y dudas, entre lo que fui y lo que quiero ser.
A mi yo que se juzga: No eres todo lo malo que piensas de ti. No eres el reflejo de tus errores ni de las palabras hirientes que alguna vez te dijeron. No eres el daño que te hicieron ni la inseguridad que a veces te atrapa. Eres mucho más.
Tienes una fuerza dentro de ti que a veces olvidas, pero sigue ahí. Tienes un valor que no depende de lo que los demás vean en ti, sino de lo que tú decidas creer. Y aunque hoy sientas que el camino es incierto, aunque a veces dudes si realmente mereces todo lo bueno que está por venir, quiero recordarte: sí lo mereces.
Estoy en proceso, y eso no significa que esté fallando, significa que estoy creciendo. Aprendiendo a no juzgarme, a ser paciente conmigo, a abrazar mis avances, por pequeños que parezcan. Estoy aprendiendo a quererme incluso en mis días difíciles, a confiar en mí, aunque me sienta perdido.
Hoy dejo de darle crédito a lo que me lastimó y lo reclamo para mí. Porque no fueron las heridas las que me hicieron más fuerte, fui yo quien aprendió a sanarlas. No fue el dolor el que me cambió, fui yo quien decidió transformarlo en aprendizaje.
Hoy vivo por mí. Escucho lo que necesito sin miedo a lo que piensen los demás. Expreso lo que siento sin pedir permiso. Tomo decisiones por mi bienestar sin miedo a ser juzgado. Porque he aprendido que priorizarme no es egoísmo, es amor propio.
Y si algún día vuelvo a dudar, si alguna vez vuelvo a olvidarlo, quiero que esta carta me lo recuerde: soy suficiente. Estoy avanzando. Estoy aquí. Y eso, ya es un triunfo.
Con cariño, tu Peter Parker

¿Qué te dirías si pudieras escribirte una carta?