No es solo ciencia ficción, es una advertencia emocional: El Eternauta



Quiero recomendarte una serie que no se ve, se siente: El Eternauta, de Netflix. Una producción argentina protagonizada por Ricardo Darín que, aunque ocurre en un mundo postapocalíptico, tiene algo muy actual: nos interpela sobre cómo sobrevivimos cuando el mundo se rompe, no con una explosión, sino en silencio.


En la ficción, una tormenta letal cambia las reglas de todo. Y nos despierta la pregunta:
¿Y si lo extraordinario ya nos está pasando, pero no lo vemos porque no viene en forma de cascarudo alienígena, sino en forma de estadísticas de ansiedad, vínculos rotos, algoritmos que nos aíslan y vidas que se apagan en piloto automático?


En un mundo donde la hiperconectividad digital coexiste con una creciente sensación de aislamiento, la idea de que “nadie se salva solo” adquiere una relevancia crítica.


La serie El Eternauta nos presenta una realidad donde la supervivencia depende de la acción colectiva, un espejo de nuestra situación actual, marcada por desafíos silenciosos pero profundos en la salud mental y la cohesión social.


Estas son tres ideas clave que, a mi criterio, deja la serie y que vale la pena llevarse más allá de la pantalla:


1. Nadie se salva solo: hay una urgencia por reconstruir la tribu


Vivimos en una era donde la soledad se ha convertido en una epidemia silenciosa, reconocida por la Organización Mundial de la Salud como un problema de salud pública global. Estudios recientes indican que más de mil millones de personas en todo el mundo experimentan soledad de manera regular, lo que aumenta significativamente el riesgo de padecer ansiedad, depresión y otras enfermedades mentales.


En América Latina, la preocupación por la salud mental ha crecido notablemente. Por ejemplo, en México, el porcentaje de personas que consideran la salud mental como un problema principal de salud aumentó del 15 % en 2018 al 36 % en 2022 (Statista).


Este panorama resalta la necesidad de fortalecer nuestras comunidades y redes de apoyo. La "tribu" ya no es solo un concepto ancestral, sino una estructura esencial para el bienestar emocional y la resiliencia colectiva.


2. No se rompió la brújula. Se rompió el mundo.


La alteración de las estructuras sociales y la rápida evolución tecnológica han desorientado nuestras formas tradicionales de interacción y apoyo mutuo. Las herramientas que antes nos guiaban -como las reuniones familiares, las conversaciones cara a cara y las redes comunitarias- han sido reemplazadas en gran medida por interacciones digitales que, aunque útiles, no siempre satisfacen nuestras necesidades emocionales profundas. Este cambio ha contribuido al aumento de trastornos mentales.


En Estados Unidos, por ejemplo, el 43% de los adultos reportaron sentirse más ansiosos en 2024 en comparación con el año anterior, un aumento significativo respecto al 32% en 2022 (Psiquiatría).

Es imperativo reevaluar y adaptar nuestras "brújulas" sociales para navegar en este nuevo contexto, priorizando la empatía, la comunicación abierta y el apoyo mutuo.


3. Lo viejo funciona: volver a lo esencial


En El Eternauta, las herramientas simples y las acciones básicas, como compartir una comida o brindar apoyo emocional, se convierten en pilares de supervivencia.


En nuestra realidad, prácticas como escuchar activamente, ofrecer un abrazo sincero o simplemente estar presente para alguien pueden tener un impacto profundo en su bienestar mental.


Estas acciones, aunque simples, son fundamentales para reconstruir el tejido social y fomentar un sentido de pertenencia y seguridad. Revalorizar y reincorporar estas prácticas en nuestra vida diaria puede ser clave para enfrentar los desafíos actuales de salud mental y aislamiento social.



Conclusión: reconstruyendo la comunidad desde la empatía


La narrativa de El Eternauta nos recuerda que, frente a crisis invisibles pero devastadoras, la respuesta más poderosa es la acción colectiva basada en la empatía y el apoyo mutuo.

En tiempos donde la soledad y la ansiedad están en aumento, es crucial redescubrir y fortalecer nuestras conexiones humanas.


Reforzar nuestras comunidades, valorar las interacciones significativas y priorizar el bienestar colectivo no solo es una estrategia de supervivencia, sino una forma de enriquecer nuestras vidas y las de quienes nos rodean.


No estamos solos. Pero tenemos que volver a recordarlo. Y actuar como si nos importara.


Por último, me encantaría saber cómo la viviste vos. ¿Te tocó alguna fibra en especial? ¿Qué mensaje te dejó? Pasá por @soy_la_oveja_rosa en Instagram y contame en los comentarios o por mensaje directo.

 

La conversación no termina en la pantalla: empieza cuando la compartimos. Nos leemos.