
Vivimos en un mundo donde el amor se scrollea.
Un acto de rebelión emocional y resistencia humana
Vivimos en un mundo donde el amor se scrollea, se idealiza, se posterga o se traduce en reacciones.
Donde la mayoría te dice que “ya no se enamora fácil” pero duerme esperando un mensaje.
Donde los vínculos se gestionan como startups y lo emocional se mide en visualizaciones.
Y sin embargo… el amor sigue siendo de lo poco que no se puede automatizar.
No importa cuánto avance la IA, cuántos bots te respondan “hola hermosa” en una app, cuántos chats te terminen con emojis prefabricados:
nada reemplaza la vibración de un te amo dicho con miedo pero con verdad.
El amor es una fuerza humana irremplazable.En tiempos donde los bots replican conversaciones y las IA llenan formularios amorosos, el amor sigue siendo lo poco que la tecnología no puede emular. Un chatbot puede redactarte un “te extraño” pulido… pero jamás sentirlo. Como dice la psicóloga Neha Kapoor: “AI puede simular empatía, pero no entenderla ni vivirla profundamente”psychology.org.au.
De hecho, se habla de un síndrome de antropomorfismo: la tendencia inconsciente a atribuir emociones humanas a máquinas, conocido como el “efecto ELIZA” en.wikipedia.org. El resultado: hay quienes se enamoran de algoritmos que no sienten, ni aman, ni cambian.
Nos quieren vender que el amor es ingenuo, anticuado, una pérdida de tiempo o una trampa del ego.
Pero la verdad es que el amor es lo que todavía nos hace humanos.
No hablo solo del amor de pareja.
Hablo del amor entre amigas que se mandan audios de 4 minutos.
Del amor de una madre que te espera despierta aunque ya vivas sola.
Del amor entre personas mayores que se toman de la mano en la plaza sin apuro.
Del amor disidente, libre, valiente, que desafía moldes con cada abrazo público.
Del amor entre varones que, por fin, se animan a decirse “te quiero” sin necesidad de alcohol.
Beneficios reales: el amor humano mejora nuestra salud.
La ciencia lo confirma: los vínculos estables y afectuosos tienen efectos concretos:
•Reducen el estrés, la ansiedad y la depresión pace.edu+9newyorker.com+9en.wikipedia.org+9.
•Mejoran la salud cardiovascular, la presión arterial y la respuesta inmunológica .
•Fomentan longevidad: personas casadas o en relaciones de calidad viven más y mantienen hábitos más saludables .
Desde amistades profundas hasta parejas, cada vínculo íntimo trae bienestar tangible.
El amor es lo contrario al algoritmo
Amar es detenerse.
Escuchar sin multitarea.
Estar aunque no te hayan pedido.
Recordar lo que duele al otro y no usarlo nunca como moneda.
El algoritmo predice, ordena, sugiere.
El amor sorprende, desordena, elige.
Y eso no se copia ni se simula.
Porque el amor no es eficiencia. Es presencia.
No es contenido. Es contacto.
No es performance. Es verdad.
🫶 Amar no es de intensas. Es de valientes.
En una época que premia el desapego cool, la indiferencia sexy y los vínculos con fecha de vencimiento,
decir “te amo” es casi punk.
Amo mucho, amo rápido, amo a mis amigas, amo sin filtro.
Y no me resigno a andar por la vida con miedo de sentir.
Amar es mi forma de rebeldía.
Porque no quiero sobrevivir a todo… si no voy a sentir nada.
Expresar amor multiplica lo que sentimos.
Un estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania monitoreó a 52 personas durante un mes. Mostró que quienes expresan amor con regularidad se sienten más queridos; pero lo contrario no siempre ocurrethetimes.co.uk+1thetimes.co.uk+1. Es decir, decir te amo, aunque no recibas un ti amo, te beneficia emocionalmente.
Esto nos da un argumento poderoso para decir el amor, incluso sin premio inmediato: expresar amor es una práctica que nutre a quien lo da, no solo al que lo recibe.
Amemos más. En todas las formas. En todas las edades.
No hay edad para volver a decir te amo.
No hay género, formato ni contrato que defina un buen amor.
Hay gestos, hay tiempos compartidos, hay acompañar sin entender, hay cuidarse con actos, no con promesas.
El amor no tiene vencimiento. Lo vemos en:
•Personas mayores que a los 70 se toman de la mano y renuevan votos emocionales.
•Madres que esperan despiertas, incluso después de que sus hijos ya volaron del nido.
•Adolescentes que se declaran contra las tablas de Snapchat.
•Amistades que se reinventan en terapias grupales o materias rotas compartidas.
Vincularse con otros –sea con una pareja, una amiga o uno mismo– es una urgencia vital que ninguna IA puede recrear con plenitud.
Decilo.
Decí “te amo” a tu amiga, a tu hijo, a esa persona que fue abrigo en un momento duro, a vos misma.
El amor no se guarda para lo perfecto.
Se entrega en lo posible.
Amar es rebelarse
En un mundo que nos enseña a desconfiar, etiquetar todo y reducir emociones a un meme, amar es un acto de resistencia. Amar es pararte del lado de quien siente. Amar es decir “te amo” con voz temblorosa. Amar es defender tu dignidad y la de los otros en lo cotidiano: dos cafés mal hechos, un mensaje a la madrugada, una risa compartida.
Porque:
• El amor no satura. Lo que satura es el jueguito.
• El amor no se pierde. Se transforma.
• El amor no es estrategia. Es presencia imperfecta, insistente, valiente.
Y si todavía no sabés cómo se siente el buen amor…
Acá va una pista:
El buen amor no te hace dudar de tu valor.
No desaparece.
No te exige que te achiques para que quepas.
No te pide paciencia eterna, ni pruebas, ni postergación.
El buen amor no solo se siente… se demuestra.
Todos los días. Con lo cotidiano.
En este mundo que se acelera, se protege y se esconde…
amar sin vergüenza sigue siendo el acto más valiente.
Y el más humano.
Y el más irremplazable.
Con amor
Valeria P. Silveira
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