Un lobo vestido de wellness

La salud que nos exigen, nos enferma

Durante años nos dijeron que era por “nuestro bien”. Que nos cuidáramos. Que nos quisiéramos. Que fuéramos “más saludables”. Pero con el tiempo, aprendimos que muchas veces ese "cuídate" era un disfraz. Un lobo vestido de wellness. Una forma amable —y socialmente aceptada— de decirnos: encajá en el estereotipo, minimizate y, si no lo hacés, incomodás.


¡Que dejen de decirnos
quiérete y empiecen a decirnos te quiero!

Porque el amor no es condicional. Porque el cuidado no señala. Porque el querer no debería doler.


Esta semana en
La Oveja Rosa hablamos de gordofobia.

De esa violencia cotidiana que nadie denuncia porque se disfraza de halago, de consejo, de preocupación.

De la moral de la delgadez que nos quiere pequeñas, calladas, sumisas.

De la salud como excusa para justificar la incomodidad que sienten ante nuestros cuerpos.

No les importa nuestra salud; les molesta nuestra gordura.


¿Sabés qué es lo más perverso?

La creencia errónea de que engordar fue una decisión.

Como si un día nos hubiéramos despertado pensando:

“Hoy es un gran día para desafiar los estándares, incomodar miradas y convertirnos en blanco de juicios”.

Como si el cuerpo fuera solo voluntad.

Como si la genética, las emociones, los traumas, la salud mental, el contexto, no existieran.

Como si todas tuviéramos las mismas condiciones para habitar un cuerpo hegemónico.


Spoiler Alert: NO. Y nunca fue así.


La próxima vez que alguien diga que querernos es una cuestión de actitud,

lo invitamos a construir un castillo de naipes con un ventilador prendido.

A ver si le resulta tan fácil.


Esta semana no te invitamos a que “te ames”.

Te proponemos algo más poderoso: “que resistas”.

Que te niegues a pedir perdón por ocupar espacio.

Que no te escondas.

Que te vistas como quieras, comas como necesites, te muevas por placer y no por penitencia.

Que dejes de pensar que el problema es tu cuerpo.

Y empieces a sospechar que el problema... es el sistema.


No queremos más salud que nos enferme.

Queremos una salud que nos libere.

Queremos amor sin balanza.

Queremos respeto sin condiciones.

Y si eso molesta... será que estamos haciendo las preguntas correctas.


Bienvenida a una semana de resistencia corporal.

La revolución también se hace con carne, con pliegues y con pan.


Y si para estar “sana” tengo que odiarme, paso.

Recuerda:

La salud que lastima, no cuida. Castiga.


Y en La Oveja Rosa creemos que:

  • La salud es sin juicios, o no es salud.
  • La salud que nos exigen, nos enferma.
  • La salud que se mide en tallas no cura: disciplina.
  • La salud que pide sacrificio no es bienestar: es obediencia.
  • La salud que excluye cuerpos no es salud: es control.
  • La salud que te avergüenza no te cuida.
  • La salud que solo te pesa no te sana.
  • La salud que te culpa no te salva.
  • La salud que te achica no te abraza.
  • La salud que empieza con “bajá de peso” y termina en ansiedad, atracón y vergüenza… no es salud. Es violencia estética disfrazada de preocupación.


No se trata de adelgazar para estar bien.

Se trata de estar bien aunque no adelgaces.

Porque no queremos salud para caber.

Queremos salud para vivir.

Para resistir.

Para disfrutar el cuerpo que tenemos, no del que el sistema espera.


La próxima vez que nos digan “te lo digo por tu bien”, que sea verdad.

Y no una forma más de hacernos daño con “buenas intenciones”.


¿Te sentiste identificada? Suma tu voz a esta conversación. Contanos en nuestro Instagram @soy_la_oveja_rosa tu opinión. 

Tu historia también resiste. Tu cuerpo también importa.

Nos leemos ahí.


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