
Rodeate de luz, o vas a pasar la vida esquivando sombras.
Dicen que somos el promedio de las cinco personas con las que más tiempo pasamos.
Y si lo pensás bien… no es tan difícil de comprobar.
Tus niveles de energía, tus decisiones, tus hábitos, tus conversaciones, tus aspiraciones e incluso tu autoestima pueden elevarse o hundirse dependiendo de quiénes te rodean.
A veces es sutil: un comentario que te desanima, una crítica que se disfraza de consejo, una presencia que pesa más que acompaña.
Otras veces es brutal: relaciones que te drenan, entornos que apagan tu voz, vínculos que sabotean tu brillo.
Pero siempre, siempre, es real.
La ciencia también lo dice...
El psicólogo motivacional Jim Rohn fue quien popularizó la idea de que “somos el promedio de las cinco personas con las que más tiempo pasamos”. Y aunque no es una fórmula matemática exacta, múltiples investigaciones respaldan la premisa: el entorno moldea profundamente nuestra conducta, emociones y decisiones.
Un estudio del Framingham Heart Study (que siguió a más de 12,000 personas durante 32 años) demostró que la felicidad, el tabaquismo, la obesidad e incluso los niveles de depresión se contagian por redes sociales cercanas.
Por ejemplo, si un amigo tuyo se vuelve feliz, tenés un 15% más de probabilidades de ser feliz también. Y esa influencia se extiende hasta tres grados de separación: el amigo del amigo de tu amigo puede estar afectando tu estado de ánimo sin que lo sepas.
Otro estudio de la Universidad de California mostró que las emociones negativas tienen un efecto contagioso aún más fuerte que las positivas, lo que significa que rodearte de personas constantemente pesimistas, críticas o apáticas puede drenar tu bienestar mental más de lo que imaginás.
En el plano profesional, la investigación de la Harvard Business Review señala que trabajar en equipos con personas tóxicas disminuye significativamente la productividad, la creatividad y el compromiso.
Incluso observar un acto de deshonestidad entre colegas puede aumentar tus propias probabilidades de actuar de forma deshonesta.
Entonces, ¿qué podés hacer?
Ser consciente.
Elegir con intención.
Cuidar tu campo energético como cuidás tu salud.
Porque la gente que te rodea no solo ocupa espacio a tu alrededor, ocupa espacio dentro tuyo.
Te influye cuando decidís soñar o achicarte.
Cuando elegís confiar o desconfiar.
Cuando estás por rendirte o por empezar de nuevo.
Por eso, rodeate de esas personas que celebran tus logros, aunque sean chiquitos.
Que no te apagan cuando brillás.
Que te cuidan incluso cuando no estás al 100%.
Que no se sienten amenazadas por tu autenticidad, sino inspiradas.
Porque aunque la frase esté repetida, no deja de ser verdad:
Tu entorno es más fuerte que tu fuerza de voluntad.
Y si querés crecer, sanar o reinventarte, es más fácil —y más poderoso— cuando no estás rodeada de ruido, sino de luz.
Nos cuesta asumirlo, sobre todo cuando los que nos rodean vienen "por default": familiares, compañeros de trabajo, gente que ya estaba ahí antes de que vos te preguntaras quién querés ser en realidad. Pero esa pregunta cambia todo:
¿A quién le estoy permitiendo que influya en mi todos los días?
Porque la felicidad no es una meta mágica, es una acumulación de decisiones deliberadas. Y muchas de esas decisiones están profundamente influenciadas por el contexto en el que vivimos.
Por eso, me quedo con la gente que cuida, que escucha, que enciende bombillas en el camino.
La que no compite, no compara ni consume tu energía.
La que no te ama “a pesar de”, sino gracias a.
La que baila porque sí.
La que te manda un “avisame cuando llegues” y lo dice de verdad.
La que te ayuda a encontrar salidas, incluso cuando vos ya no las ves.
Como canta Nil Moliner:
Qué guapa es la gente luminosa
La que baila porque sí, la que sonríe a todas horas
Con la que respiras lento, la que te regala tiempo
Y si un día no lo tiene, lo fabrica para ti
Porque al final, de eso se trata:
de elegir vínculos que te eleven, que te reflejen tu mejor versión y te ayuden a recordar quién sos cuando te olvidás.
De construir una red que no solo te sostenga, sino que también te inspire.
De quedarte con quienes tienen el poder de la luz.
Recomendación: escuchá “Gente Luminosa” de Nil Moliner y pensá en quiénes te rodean. ¿Suman o drenan? ¿Te encienden o te apagan? ¿Te empujan hacia tu mejor versión o te hacen dudar de ella?
Que tu círculo no sea jaula, que sea trampolín.
Y si te toca soltar… que sea en paz. Porque cuando dejás ir a quienes no te cuidan, hacés lugar para quienes sí.
Con amor
Valeria P. Silveira
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